Desarrollan en Argentina una posible vacuna para la brucelosis en cerdos

Un grupo de investigadoras del Coniet dio un paso prometedor en la carrera científica tras desarrollar la primera vacuna contra la brucelosis porcina, una enfermedad zoonótica que impacta tanto en la salud humana como en la producción agropecuaria del país.

El estudio, recientemente publicado en Frontiers in Immunology, propone una estrategia innovadora que utiliza bacterias —fragmentos microscópicos liberados naturalmente por la Brucella suis— para estimular el sistema inmune sin necesidad de emplear el microorganismo completo. La Brucella suis es una de las especies bacterianas más vinculadas a casos humanos de brucelosis en Argentina. A pesar de la existencia de vacunas para otras variantes del patógeno en ganado bovino y caprino, actualmente no hay inmunización disponible para porcinos ni humanos. Esta carencia convierte al desarrollo de una vacuna específica en una prioridad tanto sanitaria como productiva.

La propuesta científica se basa en vesículas de membrana externa (OMVs, por su sigla en inglés), estructuras que encapsulan componentes esenciales de la bacteria y que pueden ser reconocidas por el sistema inmune sin representar un riesgo de infección. Al eliminar la necesidad de introducir al patógeno completo, esta técnica se posiciona como una alternativa más segura frente a las vacunas tradicionales basadas en bacterias atenuadas o inactivadas.

Durante los ensayos preclínicos, se compararon OMVs extraídas de cepas bacterianas comunes y otras modificadas genéticamente para excluir una proteína clave, MapB. Los resultados mostraron que las vesículas derivadas de la cepa modificada provocaron una respuesta inmune más robusta en los animales vacunados, reduciendo la presencia de la bacteria tras una infección simulada.

Además, los investigadores comprobaron que los componentes vacunales eran detectados por el sistema inmunológico de cerdos infectados de manera natural. Este reconocimiento sugiere que las OMVs incluyen los elementos necesarios para activar defensas específicas en el hospedador real, un paso esencial hacia futuras pruebas en porcinos. “La respuesta inmunológica obtenida demuestra el potencial de esta plataforma para avanzar hacia ensayos clínicos más complejos”, explicó Bialer, coautora del estudio.

El equipo responsable del hallazgo trabaja en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA, CONICET–Fundación Instituto Leloir) y el Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (IDEHU, CONICET–UBA). La iniciativa estuvo liderada por las científicas Mariana Ferrero, Magalí Bialer, Ángeles Zorreguieta y Florencia Muñoz González.

La brucelosis es una enfermedad sistémica que puede afectar diversos órganos y producir síntomas como fiebre persistente, fatiga, dolores musculares y complicaciones graves si no se trata. En animales, la infección provoca abortos, infertilidad y pérdidas económicas significativas. Según datos oficiales, en 2023 se registró en Argentina el mayor número de casos humanos confirmados desde 2019, siendo Brucella suis la especie más comúnmente identificada.

Pese a su impacto, la brucelosis porcina sigue sin contar con una vacuna autorizada, lo que limita las herramientas de control en criaderos y expone a trabajadores del sector rural a un mayor riesgo de contagio. “El uso de OMVs como plataforma vacunal podría marcar un cambio de paradigma en la forma de prevenir esta enfermedad, no solo en cerdos sino eventualmente en humanos”, señaló Pablo Baldi, director del IDEHU y coautor del trabajo.

El estudio refuerza la importancia de invertir en ciencia básica aplicada, especialmente en áreas estratégicas como la sanidad animal y la prevención de enfermedades zoonóticas. En un escenario global de creciente alerta por infecciones de origen animal, este tipo de avances ofrece una respuesta concreta desde la investigación pública argentina.