Economía > Números que preocupan
En Argentina más de 2 millones de trabajadores formales son pobres
En Argentina midieron que más de 2 millones de trabajadores formales están por debajo de la línea de pobrezas.
POR REDACCIÓN
En 2024, la cantidad de trabajadores formales que viven en la pobreza en Argentina se duplicaron en comparación con el año anterior. Actualmente, más de 2.000.000 de empleados en blanco, que gozan de protección laboral y beneficios como aguinaldo, obra social y negociaciones salariales, se encuentran bajo la línea de pobreza. Este fenómeno afecta al 30% de los asalariados formales del país, según un informe del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires.
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El trabajo formal, aunque ofrece ciertos beneficios y seguridad, ya no es suficiente para mitigar el impacto de la crisis económica que vive el país. Este contexto generó una nueva categoría conocida como los “trabajadores pobres”, quienes, a pesar de tener un empleo en regla, no logran alcanzar los ingresos necesarios para cubrir sus necesidades básicas. Además, el 70% de los empleados informales, quienes no cuentan con los mismos beneficios, también se encuentran en situación de pobreza.
El informe elaborado por los investigadores Eduardo Chávez Molina y José Rodríguez de la Fuente resalta que el fenómeno de los “trabajadores pobres” se intensificó bajo el plan de ajuste económico del gobierno de Javier Milei. Esta situación, que ya había comenzado durante el período post-pandemia, empeoró en 2024, afectando a diversos sectores económicos, especialmente a aquellos con empleos de baja cualificación y productividad.
Entre los grupos más afectados se encuentran los obreros de la construcción, empleados de comercio, personal de limpieza tercerizado, trabajadores domésticos y empleados de franquicias gastronómicas. Aunque muchos de estos trabajadores cumplen con todas las normativas legales, los bajos salarios no les permiten escapar de la pobreza.
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El deterioro de las condiciones laborales también afectó a sectores de clase media, como empleados no manuales y pequeños empresarios, quienes en años anteriores gozaban de mayor protección. En estos grupos, la pobreza se triplicó en los últimos siete años, afectando tanto a quienes trabajan menos de 35 horas semanales (subocupados) como a aquellos que superan las 45 horas (sobreocupados). Según el informe, "más horas de trabajo no garantizan mejores condiciones económicas".
La creciente precarización del empleo formal refleja un cambio significativo en la estructura social del país. Aunque el trabajo registrado continúa brindando ciertos beneficios, la pérdida del poder adquisitivo y el aumento de la desigualdad han dejado en evidencia que tener un empleo no es garantía de bienestar económico en la Argentina actual.