¿Por qué tengo las extremidades frías? Posibles causas y soluciones

Sentir las manos y los pies fríos de forma constante puede ser más que una simple molestia: podría indicar condiciones de salud subyacentes que requieren atención médica. Según expertos, esta sensación puede estar relacionada con diversos factores, incluyendo problemas circulatorios, endocrinos y neurológicos. Entre las causas más comunes se encuentran la mala circulación, la anemia, el hipotiroidismo, la diabetes y la enfermedad de Raynaud, una afección que provoca una respuesta exagerada de los vasos sanguíneos al frío o al estrés.

La mala circulación, por ejemplo, puede deberse a la aterosclerosis, una condición en la que las arterias se estrechan debido a depósitos de grasa, reduciendo el flujo sanguíneo hacia las extremidades. Esto puede manifestarse en pies que se ven azules o púrpuras al estar sentados, o pálidos al estar acostados. Además, el daño nervioso, conocido como neuropatía, puede generar una sensación de frío en los pies, incluso si no están fríos al tacto.

El hipotiroidismo, una condición en la que la glándula tiroides no produce suficientes hormonas, puede afectar la regulación de la temperatura corporal, llevando a una sensación de frío en las extremidades. La anemia, caracterizada por una disminución en la cantidad de glóbulos rojos o hemoglobina, también puede reducir la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno, resultando en extremidades frías.

Para prevenir y manejar esta condición, se recomienda vestirse adecuadamente para el clima, utilizando guantes, calcetines gruesos y capas de ropa para mantener el calor corporal. Evitar el consumo de nicotina y alcohol, ya que ambos pueden restringir los vasos sanguíneos, empeorando la circulación. La actividad física regular es otra estrategia clave para mejorar la salud cardiovascular y mantener un flujo sanguíneo adecuado.