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La inédita votación del Cónclave que sorprendió con la elección de Robert Prevost
Los 133 cardenales finalmente eligieron al estadounidense como nuevo Sumo Pontífice.
POR REDACCIÓN
Contra todo pronóstico y desafiando los nombres que sonaban con fuerza en la previa, el cardenal estadounidense Robert Prevost emergió de las sombras del Cónclave para convertirse en el nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Tras dos días de intensas deliberaciones, los 133 cardenales electores confirmaron el viejo adagio vaticano: "Quien entra Papa, sale cardenal".
La elección del nuevo líder de la Iglesia sorprendió a propios y extraños, ya que Prevost no figuraba entre los favoritos que acaparaban los pronósticos al inicio del Cónclave. Todas las miradas estaban puestas en tres figuras principales: el influyente secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin; el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Luis Antonio Tagle; y el arzobispo de Esztergom-Budapest, Péter Erdó. Sin embargo, en el hermético juego de poder y negociaciones que caracteriza al Cónclave, surgió un "tapado" que finalmente se adueñó del trono de San Pedro.
A pesar de su naturaleza religiosa, la elección papal no escapa a las dinámicas de la política, donde las estrategias y los acuerdos secretos juegan un papel crucial. Así, mientras Parolin, Tagle y Erdó encabezaban las apuestas y protagonizaban reuniones discretas, la figura de Prevost comenzó a ganar terreno silenciosamente, repitiendo una elección similar a la que llevó a Francisco al papado en 2013. Al igual que el argentino hace doce años, el estadounidense había pasado desapercibido en la previa, con los focos mediáticos y de los especialistas centrados en los nombres que finalmente no alcanzaron la mayoría necesaria.
La Iglesia Católica enfrentaba en este Cónclave una encrucijada crucial: definir si continuaría el rumbo reformista impulsado por Francisco o si frenaría los cambios considerados "progresistas" por algunos sectores. Las primeras votaciones, según detallaron expertos vaticanistas, reflejaron un triple frente que no lograba destrabarse. Parolin lideraba los primeros escrutinios con alrededor de 40 votos, mientras que Tagle y Erdó, representante de la línea más conservadora, reunían cerca de 30 adhesiones cada uno, todos lejos de los 89 votos necesarios para la elección.
La situación de bloqueo entre las tres corrientes principales - la institucional representada por Parolin, la progresista encarnada por Tagle y la conservadora liderada por Erdó - habría llevado a la búsqueda de una figura de consenso. En este contexto, la hipótesis de una reunión secreta entre Tagle y Parolin para frenar el avance conservador y acordar un perfil que continuara la línea de Bergoglio, pero con un tono más moderado, cobró fuerza en las últimas horas.
Es así como la figura de Prevost comenzó a emerger como una salida conciliadora entre los cardenales electores. El estadounidense, con raíces latinoamericanas - lo que nuevamente alejaría el centro de poder de los cardenales europeos -, contaba con la cercanía de Francisco, quien lo había nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos, un rol clave que lo convertía en su principal asesor en la designación de obispos a nivel mundial.
Sin embargo, Prevost también era visto en los pasillos vaticanos como un "puente" entre dos visiones de la Iglesia: la institucional y la popular, la del Norte global y la del Sur. Su origen estadounidense también añade un factor geopolítico relevante, en un momento de creciente influencia de Estados Unidos tras el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca.