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País > Desaparecido en Dictadura

Oesterheld: el creador de El Eternauta, desaparecido por la dictadura y símbolo de la historieta argentina

El 27 de abril de 1977, la dictadura secuestraba a Héctor Germán Oesterheld, el autor de El Eternauta y referente absoluto de la historieta nacional. Su legado renace con el estreno de la serie basada en su obra, mientras su historia sigue interpelando al presente.

POR REDACCIÓN

01 de mayo de 2025
HGO, Elsa y sus cuatro hijas: Estela, Diana, Beatriz y Marina. Sus "cuatro obras maestras", como las llamó. (Foto: argentina.gob.ar)

Cada 27 de abril, los personajes de El Eternauta vuelven a hacerse la misma pregunta: “¿Dónde está Oesterheld?” La frase resuena entre lectores y familiares como símbolo de memoria y reclamo. Ese día, en 1977, el creador de una de las historietas más importantes de América Latina fue secuestrado por un grupo de tareas de la dictadura militar. Nunca apareció. Como parte de una persecución sistemática, su familia fue diezmada: cuatro hijas, dos yernos y dos nietos también fueron asesinados o desaparecidos.

Hoy, a 48 años de su desaparición, la figura de Héctor Germán Oesterheld (HGO) vuelve al centro de la escena con el estreno de la esperada serie de El Eternauta, dirigida por Bruno Stagnaro y con el asesoramiento de Martín Oesterheld, nieto del autor. El homenaje llega justo después de una fecha cargada de dolor y memoria.

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Graduado en geología, apasionado por la ciencia y la literatura, Oesterheld revolucionó la historieta argentina desde mediados del siglo XX. Junto a su hermano Jorge fundó la editorial Frontera, desde donde impulsó clásicos como Bull Rocket y Sargento Kirk, con dibujos de grandes artistas como Hugo Pratt y Alberto Breccia.

En 1957, junto al dibujante Francisco Solano López, dio vida a El Eternauta, publicado originalmente en la revista Hora Cero. El cómic narra la historia de Juan Salvo y un grupo de sobrevivientes que enfrentan una invasión extraterrestre en una Buenos Aires cubierta por una nevada mortal. Lejos de limitarse al género fantástico, la historieta es una metáfora del valor colectivo frente a la adversidad. Con el tiempo, El Eternauta se transformó en una obra de culto, reconocida por su profundidad política y su reflejo de la resistencia popular.

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La segunda parte, publicada en 1975, fue mucho más explícita en su contenido ideológico. Para entonces, Oesterheld militaba activamente en la organización Montoneros y escribía para sus medios, como El Descamisado y el diario Noticias. Su compromiso lo convirtió en blanco de la represión.

La familia Oesterheld, una tragedia colectiva

La historia de Oesterheld es también la historia de una familia arrasada por el terrorismo de Estado. Sus cuatro hijas —Diana, Beatriz, Estela y Marina— fueron secuestradas y asesinadas. Dos estaban embarazadas. La represión también se llevó a sus esposos, y dos de sus nietos siguen desaparecidos. Solo sobrevivieron Elsa Sánchez de Oesterheld, su esposa, y dos nietos, entre ellos Martín, que hoy trabaja para mantener viva la memoria de su abuelo.

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La historia familiar fue retratada en el libro Los Oesterheld, de Fernanda Nicolini y Alicia Beltrami, y también atraviesa el recuerdo público gracias a la labor de las Abuelas de Plaza de Mayo, organización a la que Elsa se unió con compromiso incansable.

Un legado ético y artístico

Durante el discurso inaugural de la última Feria del Libro, el escritor Juan Sasturain recordó a Oesterheld con palabras que lo definen más allá de su obra:

“Oesterheld fue un hombre ético que además escribía. No buscó riqueza ni poder. Quiso ser coherente. Escribió y vivió sin contradicciones. Y pagó por eso con su vida”.

El Eternauta, esa historia de lucha, dignidad y resistencia, revive ahora en formato de serie, en una Argentina que aún se pregunta por los desaparecidos y encuentra en Juan Salvo —como en Oesterheld— una figura para pensar la memoria colectiva.

La pregunta sigue vigente: ¿Dónde está Oesterheld? Y, aunque no tenga respuesta definitiva, su voz continúa resonando en cada viñeta, en cada lectura, en cada acto de memoria.

Fuente: Infobae

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