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El argentino que visitó Corea del Norte: “Me sentí como Jim Carrey en ‘El Show de Truman’”

Nicolás Pasquali, un viajero argentino, vivió una experiencia única en Corea del Norte, uno de los países más herméticos del mundo. En su relato, cuenta cómo fue sentir que estaba atrapado en una película de propaganda mientras se enfrentaba a rigurosos controles y restricciones.

POR REDACCIÓN

19 de marzo de 2025

Corea del Norte, uno de los países más cerrados y enigmáticos del planeta, abrió brevemente sus fronteras para el turismo en 2024, permitiendo que unos pocos viajeros, entre ellos el argentino Nicolás Pasquali, pudieran acceder a su territorio. En un relato exclusivo para Infobae España, Pasquali, quien se embarcó en un viaje de 55 horas desde Argentina, relata cómo fue pasar cinco días en el país más hermético del mundo, un viaje que forma parte de su objetivo personal de visitar todos los países del planeta. A sus 32 años, Nicolás se convirtió en el primer argentino en completar este récord.

La visita a Corea del Norte no es sencilla; está rodeada de estrictos controles y limitaciones. Para ingresar, los viajeros deben ser seleccionados por agencias especializadas y pasar una rigurosa revisión de seguridad. Pasquali pudo acceder al país a través de la agencia Most Travel People, que lo conectó con Koryo Tours, la empresa encargada de gestionar los viajes al país asiático. La confirmación de su ingreso llegó con apenas 72 horas de antelación, una constante sorpresa para los turistas, quienes deben estar listos para viajar de inmediato.

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El argentino recordó que la sensación al llegar fue surrealista: "Me sentí como Jim Carrey en **‘El Show de Truman’**", comparando su experiencia con la de estar atrapado en una película de propaganda controlada. A lo largo de su visita, las restricciones fueron estrictas, no solo en el acceso a lugares, sino también en las **fotografías** que los turistas podían tomar. Según explicó, solo se permitían fotos de los lugares “bonitos”; cualquier cosa fuera de lugar quedaba fuera de los límites de la cámara.

El **viaje** no solo consistió en la visita a lugares comunes como fábricas y escuelas. **La propaganda estatal** estuvo presente en cada rincón. En una de las actividades más impactantes, Pasquali visitó una **escuela de música** en la que los niños, algunos de tan solo ocho años, cantaban himnos alabando a su líder **Kim Jong-un**. Además, un espectáculo de baile fue acompañado por una pantalla gigante que mostraba imágenes de **misiles balísticos** y explosiones, dejando en evidencia la constante glorificación del régimen. “La pedagogía detrás de eso es difícil de entender”, expresó el argentino, sorprendido por el contraste entre la actividad infantil y el contenido bélico.

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Por otro lado, el control sobre los turistas era asfixiante. Todos los aspectos de la **visita** fueron organizados previamente, con un itinerario enviado por WhatsApp, en el cual las **libertades personales** eran prácticamente inexistentes. Pasquali narró cómo no se les permitía caminar por ciertas calles ni tomar fotos de cualquier objeto. Además, cada imagen tomada debía incluir las **fotos del líder Kim Jong-un** en las aulas y estatuas públicas, y cualquier error al fotografiar o al actuar en contra de los estrictos protocolos podría generar consecuencias graves para todos los miembros del grupo.

La experiencia fue comparada por Pasquali con **“El Juego del Calamar”**, ya que cualquier error individual podría arruinar la experiencia de todos los demás. Sin embargo, a pesar de la severidad de las reglas, el viajero argentino no sintió temor de quedar atrapado en el país. De hecho, destacó que los **norcoreanos** fueron muy amables y respetuosos, tratándolos como si fueran **presidentes**.

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A pesar de ser una dictadura, Pasquali observó que la gente que conoció era extremadamente respetuosa. El argentino se mostró **agradecido** por la oportunidad de visitar el país y destacó la **educación** que recibían los norcoreanos, aunque con una **falta de libertad** total que se veía reflejada en la constante propaganda del régimen. Según él, la situación es similar a la alegoría de la **caverna de Platón**, en la que las personas solo pueden ver lo que el régimen les permite.

En cuanto al futuro, Pasquali se siente agradecido por haber tenido la oportunidad de ser parte de este singular capítulo en su vida. Además, está trabajando en un **documental** para compartir con el mundo su experiencia y ofrecer una visión única sobre la vida en **Corea del Norte**, un país cuyo acceso es cada vez más restringido y cuyo misterio sigue fascinando a viajeros y periodistas de todo el planeta.

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