Provinciales
Juan Carlos Farías, trasplantado de riñón: “Es nacer a una vida nueva”
Juan Carlos Farías, de 67 años, lleva nueve años con un riñón trasplantado. En diálogo con este medio, relata su historia de lucha, fe, agradecimiento y esperanza.
Por Giuliana Díaz
“Sentí que no era el fin, era una nueva oportunidad de vivir”, comenzó diciendo Juan Carlos Farías, de 67 años, paciente trasplantado. Es que el 23 de febrero de 2016 marcó un antes y un después en la vida del sanjuanino, quien recibió un trasplante de riñón. Cada 6 de junio se conmemora el Día Mundial del Paciente Trasplantado y, con motivo de esta fecha especial, DIARIO HUARPE visitó a Juan Carlos, quien expresó que lo vivido fue: “Es una vida nueva, es nacer de nuevo”, como un mantra que resume sus cinco años previos de diálisis, su internación de 60 días por lupus y la esperanza que jamás perdió. “Estaba cada vez más débil, hasta que un día me internaron por una descompensación y ahí descubrieron que tenía insuficiencia renal crónica. Fue un proceso muy duro”.
Tras ser derivado a Clínica Sur y, con ayuda de su obra social, comenzó a prepararse como paciente en espera. Finalmente, el trasplante llegó en Mendoza. “Entré al quirófano a las 00 y a las 4 ya había salido. A las 11 vieron que la cicatriz se había cerrado. Fue un milagro”, contó con emoción. La fe tiene un lugar central en su vida. “Somos muy creyentes. Gracias a Dios estoy con vida”.
Además del riñón, Juan Carlos recibió el apoyo incondicional de su familia. “No podría haber hecho esto solo. Mi esposa, mis hijos, mis amigos… todos estuvieron involucrados en esta lucha”, agradeció con voz firme. “Mi esposa dice que debo contar esto como un logro solitario, pero sin la compañía de ellos no hubiera sido lo mismo. Me fortalecieron”.
En cuanto a su donante, Farías comentó que el riñón pertenecía a un joven de 21 años que falleció en Córdoba. “Gracias a él, salvó muchas vidas”, interrumpió María, la esposa de Juan Carlos desde hace 44 años.
Luego de la operación, la recuperación fue sencilla. “Sólo tuve que modificar un hábito en la comida: tuve que dejar la sal. Pero todo es normal. Tomo los medicamentos y tengo que ir una vez al mes a Mendoza para hacer el control”, explicó. Hoy trabaja medio día con su hijo en una carnicería en Desamparados y, por las tardes, congrega en una iglesia en 25 de Mayo. Su rutina continúa, aunque con algunos cambios.
También forma parte de la Asociación Más Vida, donde colabora con otros pacientes cuando hay demoras en la entrega de medicamentos. “A veces, por olvidarte de renovar un trámite, te quedás sin medicación, y eso es clave para no rechazar el órgano. Nos damos una mano entre todos”.
Juan Carlos cerró con un mensaje para las personas que están atravesando una situación similar: “Las diálisis te consumen. A quienes estén esperando, les digo que se hagan los estudios, que insistan. Hay alguien que dejó ese órgano para dar vida, y está bueno aprovecharlo. El trasplante es una prolongación de la vida”.