Política > Crisis en la salud pública
Tensión en el Garrahan: el Gobierno de Milei no presentó mejoras salariales
Los médicos en formación denuncian sueldos por debajo de la línea de pobreza y condiciones laborales insostenibles. Salud niega problemas presupuestarios y apunta contra gremios y personal administrativo.
POR REDACCIÓN
El conflicto en el Hospital Garrahan, uno de los principales centros pediátricos del país, sumó un nuevo capítulo con la apertura de una mesa de diálogo entre autoridades del Ministerio de Salud y representantes de los médicos residentes. El encuentro, solicitado por los profesionales en formación, tuvo lugar este martes en medio de un clima tenso por los bajos salarios y la sobrecarga de tareas.
Aunque el Gobierno nacional accedió a reunirse con tres delegados, aún no presentó mejoras salariales concretas. La única propuesta en evaluación es un plus por productividad, sin detalles sobre su implementación. Desde la cartera sanitaria insisten en que no hay un problema de financiamiento, sino de eficiencia en la administración de recursos.
“Hay fondos, pero se malgastan”, señalan desde el Ministerio. Apuntan directamente contra los sindicatos y parte del personal administrativo, a quienes acusan de apropiarse de recursos que deberían estar destinados al personal médico. Como argumento, destacan que el presupuesto para gastos operativos y de capital aumentó un 241% este año, pasando de 48 a 165 millones de pesos. Sin embargo, los salarios de los médicos continúan cayendo: denuncian una pérdida del 40% de poder adquisitivo.
Las medidas de fuerza, iniciadas la semana pasada por los residentes, intensificaron una situación ya crítica. Aunque los profesionales suspendieron una protesta prevista para este martes por la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo, el paro sigue vigente. La estructura del hospital, como la de muchos centros públicos, depende en gran parte de estos médicos en formación, cuya participación es cada vez más difícil de sostener ante la precariedad.
El diálogo entre los residentes y las autoridades del Consejo Directivo del hospital, compartido entre Nación (80%) y Ciudad de Buenos Aires (20%), se desarrolló en dos tramos: comenzó al mediodía, se interrumpió por tres horas y se retomó por la tarde. Sin avances concretos, el Gobierno sólo ofreció continuar el diálogo en una mesa técnica y les pidió levantar el paro para avanzar, algo que los residentes rechazaron.
Desde el Ministerio aseguran estar trabajando en una propuesta interna con recursos propios del hospital, que se sumaría a los $200 mil que ya perciben los residentes. “No es suficiente. Estamos por debajo de la línea de pobreza, con jornadas extenuantes y sin perspectivas de mejora”, sostuvo uno de los delegados médicos tras la reunión. Para este miércoles al mediodía, la Asamblea de Residentes convocó a una conferencia de prensa en la puerta del hospital para comunicar su posición.
Pese a reconocer un déficit en los ingresos, el Gobierno intenta deslegitimar la protesta al señalar presuntas maniobras sindicales para “defender privilegios”. “Puede ser que algunos busquen proteger beneficios, pero eso no justifica que estemos ganando miserias”, retruca un pediatra no agremiado con más de 20 años de experiencia y un ingreso mensual de 1.8 millones de pesos.
Entre las medidas ya aplicadas, el Gobierno destaca un aumento por tareas de alta complejidad (15%) y una suba en la hora de guardia a $8000. También plantea aplicar un sistema de productividad, medida que genera resistencia en el personal estable. “Estamos todo el día, todos los días. ¿Qué más quieren que hagamos?”, expresó un médico con doble especialización.
Funcionarios del Ministerio, cercanos al ministro Mario Lugones y al asesor presidencial Santiago Caputo, también adelantaron que avanzarán con la implementación de un sistema biométrico de control horario que alcanzará a todo el personal, incluidos médicos, enfermeros y camilleros. Aseguran que quienes no cumplan con las horas estipuladas podrían ser despedidos.
La cartera sanitaria insiste en que no hay una crisis de recursos humanos. Sin embargo, en los pasillos del Garrahan relatan una realidad distinta: faltan profesionales, los reemplazos no alcanzan y la fuga de médicos hacia el sector privado se vuelve una constante. “Cuando se va alguien bien formado, no lo reemplazás en dos semanas. Se necesitan años para formar especialistas”, alertó un jefe de servicio.
En paralelo, el Gobierno justifica sus planes de recorte en la supuesta sobredimensión del área administrativa. Según sus cifras, hay 953 empleados administrativos frente a 478 médicos de planta. “No vamos a sostener ñoquis”, enfatizó un funcionario.
A pesar de todo, en Salud descartan una deserción masiva del personal médico en el sector público. Pero la percepción dentro de los hospitales es distinta: cada vez cuesta más retener a los profesionales en el sistema estatal.