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Política > Hegemonía violeta

Con el respaldo del 60% de Milei, la alianza de Cornejo monopolizó el poder en Mendoza

La fuerza que lidera Javier Milei obtuvo alrededor del 60% de los votos en Medoza, un respaldo masivo que consolida la alianza con el oficialismo local y le otorga una hegemonía inédita en el Congreso.

POR REDACCIÓN

Hace 3 horas
LLA sacó un 60% en Mendoza. FOTO: Marcos Garcia

El resultado de las elecciones legislativas en Mendoza configuró un nuevo escenario político caracterizado por el predominio del oficialismo local. La contundente victoria del espacio liderado por el gobernador Alfredo Cornejo no solo consolida su influencia tras una década de gobierno, sino que construye las bases para su propia sucesión en un contexto donde la oposición permanece sin un proyecto de poder consolidado.

El proceso que condujo a este resultado se gestó a partir de una decisión estratégica tomada por Cornejo en la residencia oficial, donde reunió a los intendentes para evaluar una alianza con las fuerzas del presidente Javier Milei. Pese a las condiciones calificadas como complejas y al malestar interno dentro del radicalismo, el gobernador impulsó con pragmatismo una coalición de base inicialmente electoral, cuyo resultado final trasciende lo político. Esta alianza ha permitido al cornejismo asegurar una proyección más allá de su gestión actual, materializada en una mayoría legislativa abrumadora que incluso habilita la posibilidad de encarar una reforma constitucional, algo inédito para un mandatario mendocino.

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El panorama político mendocino evidencia una transición desde la polarización hacia una situación cercana al monopolio, donde solo el frente oficialista LLA+CM y el peronismo tendrán representación legislativa. Esta configuración refleja el fracaso de las opciones intermedias y la consolidación de un escenario donde la competencia se reduce sustancialmente. La habilidad de Cornejo para articular figuras diversas bajo una misma coalición, incluyendo a Luis Petri, Facundo Correa Llano y Álvaro Martínez, resulta fundamental en este nuevo mapa. No obstante, esta convivencia exhibe sus tensiones, como se evidenció en los festejos con cánticos que promovían la candidatura gubernamental de Petri, lo que generó incomodidades entre los sectores radicales.

En el futuro inmediato, el principal desafío para el oficialismo radicará en gestionar los riesgos políticos al interior de su propia coalición. La figura de Luis Petri, con aspiraciones al sillón de San Martín y respaldado por el alto porcentaje obtenido por La Libertad Avanza en la provincia, se presenta como un actor central. Frente a esto, Cornejo y su sector buscarán impulsar una línea de continuidad, marcando una relación con La Libertad Avanza que se define más como una alianza circunstancial que como una fusión orgánica.

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Por su parte, el peronismo mendocino no logra emerger de su crisis crónica. Su performance electoral, aunque levemente superior a resultados anteriores, confirma la ausencia de un proyecto capaz de seducir al electorado local. El hecho de que no gane una elección con peso propio desde 2009, salvo por el arrastre nacional de 2011, subraya la profundidad de su debilidad. Otras expresiones opositoras, cuyos referentes no superaron umbrales significativos de votos, confirman la falta de alternativas viables de poder en la provincia. El oficialismo mendocino, en cambio, ha demostrado una capacidad voraz para construir desde la gestión y la política, capitalizando un momento histórico que, según el propio Cornejo, muchos no supieron interpretar a tiempo.

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