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Jorge Ponce y una historia de 25 años de amor y pasión por la cría de canarios
Jorge Ponce se dedica hace más de dos décadas a la canaricultura en San Juan. Pasó de criar ejemplares comunes a competir en torneos nacionales con canarios de colores únicos. “Para mí es un cable a tierra muy importante”, confesó.
Por Julieta Flores Méndez Hace 2 horas
En primavera, mientras todo florece, una especie particular de ave acompaña la condecoración: los canarios. Esto es debido a que es para ellos una época auge de nacimientos entre sus pares. En San Juan un experto lo sabe muy bien. Jorge Ponce, quien lleva más de 25 años dedicado a la canaricultura y el arte de criar y cuidar estas aves, contó su historia a DIARIO HUARPE que reflejó cómo un hobby se transformó en una verdadera pasión.
“Antes criaba canarios comunes, pero no competía. Hasta que un señor me dijo un día que comía lo mismo un canario vulgar que uno de raza y anillado. Eso me marcó”, relató. Fue en el año 2000 cuando se inscribió en el Club Social y Deportivo Canarios y presentó su primer ejemplar. “Todo empezó cuando premiaron un canario mío y ahí ya quería mejorar los estándares”, recordó.
Con el tiempo, Ponce fue sumando conocimiento sobre las distintas categorías: “Dentro de los canarios están los rollers color, que se juzgan por el color, y los de forma y postura. En total hay más de 300 variedades y unos 400 colores, producto de mutaciones y cruzamientos”.
La actividad requiere disciplina. “Para tener éxito en esto uno tiene que ser muy observador y constante en la higiene, la limpieza y las anotaciones, para evitar errores”, explicó. Actualmente, el club Canaricultores Unidos Sanjuaninos (CUS) organiza un importante evento previsto para mayo de 2025, con participación de criadores de varias provincias. “Es importante porque contribuye a fomentar esta pasión, que ya no es un hobby, es algo más allá”, subrayó.
El especialista también aclaró que los canarios criados en cautiverio no pueden sobrevivir en libertad: “Estos animalitos son únicos, no sobreviven independientemente. Si los soltás, se mueren porque no saben administrarse en agua o comida. Hace 800 años que se domesticaron y aparecieron muchos colores gracias a los cruzamientos”.
Sobre el proceso de cría, Ponce detalló: “A los 13 o 14 días nacen los pichones. A los 15 ya salen del nido y a los 30 comienzan a picar comida blanda. A los 40 días parten semilla. Todo esto requiere control, jaulas especiales y alimento balanceado”.
En cuanto al mercado, diferenció entre los ejemplares de remanente y los de competencia. “Un canario remanente puede estar entre $30.000 y $35.000 pesos. Los de exposición arrancan en $100.000 y en algunos casos llegué a vender en 300 dólares”, comentó. Un aspecto curioso es la forma en que los prepara para competir. “Necesitan ambientarse, por eso les pongo música o radio. Al escuchar voces se vuelven más dóciles, cuidan mejor la pluma y llegan en mejores condiciones a la exposición”, explicó.
Finalmente, Ponce definió lo que significa la canaricultura en su vida: “Para mí es un cable a tierra muy importante. Como todos, uno tiene bajones y esto es el descargo que me permite seguir adelante”.