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Policiales > Brutal crimen

Jubilado murió tras feroz golpiza para robarle la bicicleta en Moreno

Mario Rueda, de 72 años, falleció tras varios días internado en grave estado luego de ser atacado con un arma tumbera por un ladrón que le robó la bicicleta.

POR REDACCIÓN

Hace 2 horas
Mario asistía a la Escuela Primaria para Adultos 701 y soñaba con terminar sus estudios, sin embargo un asalto lo dejó grave y murió (Foto captura de video)

Un jubilado de 72 años murió tras permanecer varios días internado en estado crítico luego de ser brutalmente golpeado por un delincuente que le robó la bicicleta en el barrio Cuartel V, en el partido bonaerense de Moreno. Mario Rueda había sido atacado en la puerta de su casa por un joven identificado como Miguel Ángel Ozorio, señalado por los investigadores como el autor material del hecho.

La agresión ocurrió cuando Mario intentó resistirse al robo. En ese momento, Ozorio lo golpeó en la cabeza con un arma tumbera, provocándole una herida fatal. Luego lo derribó y escapó pedaleando en la bicicleta, mientras otros cómplices se dieron a la fuga corriendo. Toda la secuencia quedó registrada en cámaras de seguridad de la zona, lo que permitió reconstruir el ataque y orientar la investigación.

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Rueda fue trasladado de urgencia y llegó al hospital con un cuadro gravísimo: fractura de cráneo con partes astilladas, intubación, coma farmacológico y el cerebro expuesto, lo que impedía colocar una prótesis, según consignó Primer Plano Online. Durante la internación sufrió cuatro paros cardíacos y finalmente murió el jueves, el mismo día en que su familia, por cuestiones administrativas, no pudo visitarlo.

La fiscal Carina Saucedo, de la UFI Nº 2 de Moreno, ordenó la autopsia y continúa con la causa contra Ozorio, quien fue detenido poco después del ataque y está acusado de haber cometido otros dos hechos en pocas horas.

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Mario, que era analfabeto, asistía con entusiasmo a la Escuela de Educación Primaria para Adultos 701 de José C. Paz y soñaba con terminar la escuela. Sus maestras y compañeras lo despidieron con profundo dolor. Su sobrina, María Rosa, recordó su rutina diaria: “Se sentía muy bien yendo. Llevaba el termo y el mate, decía que era su lugar de pertenencia. Volvía de noche y nunca le pasó nada. Y lo mataron en la puerta de su casa al mediodía”.

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