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Yo te Invito > En la pantalla grande

La historia real detrás de la película "La Mujer de la Fila"

Andrea Casamento relató la experiencia que inspiró la película “La mujer de la fila”. Su historia como madre de un hijo encarcelado la llevó a fundar una asociación para asistir a otras familias.

POR REDACCIÓN

Hace 2 horas
Andre Casamento conversó por videollamada junto a los conductores de Yo Te Invito, Alejandro Lópes y Ana Paula Zavala. Foto: DIARIO HUARPE

A raíz de una vivencia personal desgarradora, la experiencia de Andrea Casamento se convirtió en la inspiración para la película "La mujer de la fila", un filme que visibiliza la difícil realidad que enfrentan las madres de personas privadas de su libertad. La historia de Casamento, marcada por el encarcelamiento injusto de su hijo, la llevó a fundar una organización que asiste y brinda apoyo a las familias que atraviesan circunstancias similares. En su relato, la protagonista de esta trama real compartió detalles sobre el  impacto inicial, la incomprensión de la sociedad y el proceso de empatía que la unió a otras mujeres en la misma situación.

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En una entrevista con el programa "Yo Te Invito", emitido por HUARPE TV y la plataforma Kick, Casamento relató que su vida, completamente ajena al mundo carcelario, cambió de manera abrupta cuando su hijo fue detenido por equivocación. Durante los seis meses que duró el proceso judicial, ella se convirtió en "la mujer de la fila", un rol que la enfrentó a la crueldad del sistema penitenciario y la obligó a convivir con la fortaleza de otras madres. "Lo único que te importa es saber que tu hijo esté bien", recordó sobre aquellos días de incertidumbre. La película, que cuenta con la actuación de Natalia Oreiro, captura esa realidad, aunque Casamento subraya el alivio de que "es otra persona la que está poniendo el cuerpo, no soy yo".

El suceso de su hijo llevó a Casamento a una profunda reflexión sobre la vulnerabilidad de quienes carecen de recursos para enfrentar estas situaciones. En ese momento, descubrió que, "dentro de la cárcel no había monstruos de siete cabezas, sino que había personas" que a menudo cargaban con problemas de consumo y falta de oportunidades. Ante la inexistencia de un espacio que acompañara a las familias de detenidos, fundó una asociación junto a una abogada y otras cuatro compañeras. "Si nosotros no llevamos comida, no llevamos papel higiénico, no buscamos al abogado, todo ese peso recae en nosotras", sostuvo, subrayando el rol vital que cumplen las familias para la subsistencia de los internos y su reinserción social.

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