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Mathew Whelan, el británico tatuado que lucha contra la tecnología facial
Mathew Whelan, conocido como King of Ink Land, es el británico más tatuado y enfrenta obstáculos con la tecnología de reconocimiento facial y la sociedad. Tras invertir más de 51 mil dólares en su cuerpo, ahora busca estabilizar su vida y superar barreras cotidianas.
POR REDACCIÓN
Mathew Whelan, de 45 años y conocido como King of Ink Land, es el británico más tatuado. Su cuerpo está cubierto casi por completo de tinta negra y gris, resultado de más de 1.600 horas bajo la aguja y una inversión cercana a los 51.200 dólares en tatuajes y modificaciones corporales.
Su transformación comenzó en la niñez, con su primer tatuaje a los 16 años. En 2008, cambió legalmente su nombre a King Of Ink Land King Body Art The Extreme Ink-ite, reflejando la importancia de su identidad ligada a su apariencia. En 2016 estableció un récord al ser tatuado simultáneamente por 36 artistas, consolidando su fama en el mundo del arte corporal.
Sin embargo, esta imagen única le trajo desafíos. Con la entrada en vigor de nuevas normas en Reino Unido, que exigen controles de edad más estrictos en sitios para adultos, la tecnología de reconocimiento facial no puede identificar su rostro, confundiéndolo con una máscara. Esto le impide acceder a servicios como chats en vivo.
Además, Whelan enfrenta discriminación social diaria. En transporte público, las personas evitan sentarse junto a él y suele ser fotografiado en secreto, lo que genera tensiones. Él mismo reconoce que su apariencia permanente afecta sus interacciones cotidianas.
Actualmente, Mathew decidió pausar su proceso de modificaciones para saldar la hipoteca de su casa, que asciende a 84.480 dólares. Planea reducir la frecuencia de sus tatuajes y contempla revertir algunas modificaciones, como la extracción de un implante en la mano.
“Para mí, tatuarme es un estilo de vida que puedo iniciar o detener cuando quiera”, afirmó. Aunque detiene temporalmente su transformación, su historia sigue siendo un ejemplo de cómo la identidad y la apariencia desafían tanto a la tecnología como a las normas sociales.