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Un armero sanjuanino contó que los fusiles en venta son para uso deportivo
Tras la reglamentación del decreto que habilita la compra de fusiles semiautomáticos en su versión civil, un vendedor de San Juan explicó los requisitos, el permiso y qué mitos se generaron alrededor.
El vendedor de armas sanjuanino Luis Alberto Pérez señaló que el reciente cambio normativo no implica una habilitación abierta. Según explicó, durante años existía un mecanismo que en teoría permitía solicitar permisos especiales, pero en la práctica nunca se otorgaban.
“Era algo que figuraba en los papeles, pero nadie lo conseguía. Se decía que se podía pedir, pero la autorización jamás salía. Eso equivalía a una prohibición de hecho”, comentó en diálogo con DIARIO HUARPE.
De acuerdo a su explicación, la nueva reglamentación no abre la venta indiscriminada de armamento militar. “Se ha instalado la idea de que cualquiera va a poder ir a comprar un fusil automático y salir con él a la calle. No es así. Lo que se habilita son versiones civiles semiautomáticas, que disparan tiro a tiro. La diferencia es fundamental. No estamos hablando de una ametralladora”, indicó. Agregó que estos modelos están diseñados para prácticas deportivas reguladas.
Pérez insistió en que los requisitos son estrictos y acotados a un perfil muy específico de usuario. “Para acceder a estos fusiles hay que ser legítimo usuario con al menos cinco años de antigüedad. No es para alguien que recién inicia el trámite. Además, hay que certificar que el arma se va a usar en el ámbito del tiro deportivo, en clubes o polígonos habilitados. Todo eso se verifica”, señaló. También explicó que los controles de antecedentes y documentación continúan siendo obligatorios.
Respecto a la tenencia, remarcó que se exige un resguardo físico adecuado. “No es solo comprar el arma. Hay que tener un lugar preparado, con medidas como rejas, alarma y un sistema de guardado seguro. Se busca garantizar que no esté al alcance de terceros y que no pueda ser sustraída fácilmente”, indicó. Además, recordó que las municiones tienen cupos y límites de almacenamiento para mantener trazabilidad.
Consultado por los costos, Pérez afirmó que el factor económico también funciona como filtro. “Un fusil de este tipo empieza alrededor de los 2.500 dólares y de ahí para arriba, dependiendo del modelo y del equipamiento”, describió. Sobre las municiones, detalló que los valores varían según el calibre: “Una caja de 50 tiros para calibres de uso deportivo puede rondar los 15 mil pesos. Y si hablamos de municiones de 9 milímetros o calibres considerados de uso civil condicional, se puede ir a 55 o 60 mil pesos la caja. No es económico y tampoco se puede acumular sin control, porque hay límites”.
En relación al uso, sostuvo que la mayoría de estas armas se emplean en disciplinas deportivas. “Esto es una actividad legal, con reglamentos, instructores, inspecciones y competencias. Es como un auto de carrera: existe, pero no por eso cualquiera sale con él a manejar por la calle. Se usa donde corresponde y bajo normas. Demonizar la actividad no ayuda a entenderla”, expresó.
Pérez concluyó que la medida no representa una liberalización, sino una formalización. “Lo que se hizo fue poner en marcha un procedimiento que antes estaba trabado. No es cierto que mañana todo el mundo va a estar armado. El que llega a ese nivel es alguien que viene hace años formándose y cumpliendo controles. Es gente identificada, registrada y trazada en el sistema”, finalizó.