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Policiales

Un misterio de décadas resuelto: identifican al joven asesinado y enterrado cerca de la casa de Cerati

Después de 41 años de incertidumbre y dolor, el caso de un adolescente desaparecido en 1984 cerca de la casa de Cerati ha llegado a un trágico final.

Por Mauro Cannizzo
Hace 6 horas

Después de 41 años de incertidumbre y dolor, el caso de un adolescente desaparecido en 1984 cerca de la casa de Cerati ha llegado a un trágico final. La identidad del joven, cuyos restos fueron encontrados en un lote de Coghlan contiguo a una propiedad donde vivió el icónico Gustavo Cerati, fue confirmada por medio de pruebas de ADN. Se trata de Diego, quien tenía 16 años cuando fue visto por última vez en la noche del 26 de julio de 1984. Su padre, Juan, falleció sin saber el destino de su hijo, pero su madre y hermanos finalmente han encontrado respuestas a la angustiosa desaparición.

El escalofriante descubrimiento se produjo de manera fortuita el pasado 20 de mayo, cuando trabajadores de una construcción en la calle Congreso al 3700 encontraron restos óseos humanos. Durante las excavaciones, un desprendimiento de tierra en la medianera con el lote vecino reveló los huesos. A pesar de que la obra se realizaba en lo que fue la vivienda del líder de Soda Stereo, los investigadores sostienen que el cuerpo fue enterrado en la propiedad contigua. Este hallazgo puso en marcha una investigación que, con la colaboración del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), finalmente logró ponerle un nombre a la víctima.

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La crueldad de una muerte violenta confirmada por peritos

El informe del EAAF, elevado al fiscal Martín López Perrando, confirmó las peores sospechas: los restos correspondían a un varón de entre 16 y 19 años que había sufrido una muerte violenta. Una fuente judicial detalló que la víctima presentaba una herida de arma blanca en la cuarta costilla y que existían indicios de que se intentó desmembrar el cuerpo. Esta información, junto a la falta de un registro de su paradero en la policía, que en su momento catalogó la desaparición como "fuga de hogar", hizo aún más dramática la historia de Diego y su familia, que había denunciado la falta de acción por parte de las autoridades durante décadas.

La clave para resolver el misterio de la identidad de la víctima llegó por un golpe de suerte y la perseverancia de la familia. Un sobrino de Diego, al leer las noticias sobre el hallazgo de restos óseos en el barrio, pensó que podrían ser los de su tío y alertó a sus familiares. Esto llevó a que el EAAF, que trabaja en casos de desapariciones en democracia, tomara una muestra de ADN a la madre de Diego. Los resultados del análisis de genética confirmaron la compatibilidad con los restos óseos encontrados, poniendo fin a 41 años de búsqueda.

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La resolución del caso de Diego destaca la importancia de la labor del EAAF, que continúa trabajando para identificar a personas desaparecidas. El organismo toma muestras de ADN a familiares de víctimas de desapariciones, para contrastarlas con los cuerpos sin identificar que se encuentran en el país. El caso de Diego, que fue un calvario para su familia y un recordatorio de las deficiencias en la investigación de desapariciones, se ha convertido en un símbolo de esperanza para otras familias que todavía buscan respuestas sobre el paradero de sus seres queridos. La entidad, a través de su línea 0800-345-3236 y su correo electrónico [email protected], sigue activa para ayudar a quienes necesitan su apoyo.

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