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Yerno le cobraba 20 mil pesos por bajar y subir brillo de celular a su suegra
"Fueron 20 mil pesos, suegrita": la frase que escondía una estafa familiar.
POR REDACCIÓN
La confianza familiar suele ser un valor sagrado, pero en un insólito caso que ha conmocionado a Colombia, se convirtió en el instrumento perfecto para una peculiar estafa. Un hombre aprovechó el desconocimiento tecnológico de su suegra para diseñar un engaño recurrente: le bajaba el brillo de la pantalla de su teléfono móvil y luego le cobraba miles de pesos por "repararlo", en un esquema que se mantuvo vigente hasta que un descubrimiento casual dejó al descubierto la verdadera naturaleza de esas repetidas "averías".
La víctima, una mujer de avanzada edad, confiaba plenamente en su yerno cada vez que su dispositivo presentaba un problema aparentemente técnico. El hombre, lejos de ayudarla desinteresadamente, activaba un elaborado plan. Le aseguraba que el fallo en la pantalla requería la intervención de un técnico especializado, se llevaba el celular y regresaba minutos después anunciando que había solucionado el problema mediante el pago de 20 mil pesos colombianos (equivalente a 5 mil pesos argentinos). La realidad era considerablemente más simple: lo único que hacía era ajustar manualmente el brillo de la pantalla, bajándolo antes de cobrar y volviéndolo a subir después de recibir el dinero.
El esquema fraudulento se mantuvo durante un período indeterminado, hasta que la sobrina de la mujer, durante una visita casual, descubrió la verdad. Al escuchar el relato de su tía sobre los recurrentes "arreglos", la joven le enseñó en segundos cómo manipular la configuración de brillo del dispositivo. El descubrimiento dejó a la suegra entre sorprendida y consternada, al comprender que había estado pagando reiteradamente por una solución que demandaba apenas un deslizar del dedo sobre la pantalla.
En su relato, la mujer añadió un detalle que, en retrospectiva, resultaba revelador. Comentó que cada vez que su yerno regresaba con el teléfono "reparado", lucía "los ojos rojos" y despedía un "olor extraño", aunque el dinero que ella le había entregado nunca volvía a aparecer. La situación, pese a la decepción, ha tomado un cariz humorístico en la familia. La suegra bromea ahora afirmando que desde que aprendió a manejar el brillo de su celular, su yerno "anda aburrido", probablemente por haber perdido su peculiar fuente de ingresos.
La historia, que se viralizó rápidamente a través de redes sociales, ha generado una mezcla de indignación y hilaridad entre los usuarios. El caso se ha convertido en un ejemplo peculiar de cómo la brecha digital y la confianza familiar pueden ser explotadas, pero también en una anécdota que sirve como recordatorio de la importancia del apoyo desinteresado dentro de las familias.