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Los argentinos alargan el ciclo de cambio de celulares ante la falta de innovación y el costo
Con un mercado que pasó de 13 a 6,5 millones de unidades en una década, la financiación y la necesidad marcan el momento de renovar el teléfono en Argentina.
POR REDACCIÓN
En Argentina, el mercado de celulares muestra un claro cambio de tendencia: mientras que hace diez años se vendían 13 millones de unidades anuales, en 2024 la cifra descendió a 6,5 millones. Esta reducción refleja que los usuarios extienden la vida útil de sus dispositivos, influidos principalmente por razones económicas y la ausencia de innovaciones tecnológicas disruptivas que justifiquen un recambio rápido.
Enrique Carrier, analista de telecomunicaciones, señala que “en la Argentina hay una tasa de renovación de entre 3, 6 y 4 años. Esto es bastante más alto que años atrás”. Según explica, la principal motivación para cambiar el celular es el desgaste físico, como la batería o daños en el equipo. “Hoy, una de las pocas funcionalidades que puede acelerar la renovación es disponer de NFC para realizar pagos acercando el teléfono a un código de lejos”, agrega.
Carrier destaca además que “los equipos nuevos ya no ofrecen cambios tan revolucionarios como para justificar un recambio inmediato; la decisión de compra depende entonces mucho más de la posibilidad de financiarla”. En este sentido, el financiamiento se vuelve un factor clave para los argentinos a la hora de renovar su celular.
Lucas, un comerciante de 35 años, resume la situación cotidiana: “Compré un Xiaomi porque la financiación lo hacía viable. Pagar de golpe un celular premium ya no se puede. La cuota es lo que manda”. Esta realidad es confirmada por Mariángel Ghilardi, responsable de análisis sectorial en ABECEB, quien afirma que “el financiamiento es lo que determina la compra. Si no hay cuotas sin interés, el argentino posterga el recambio”.
Además, Ghilardi señala que el celular funciona como una especie de reserva de valor, ya que se considera un bien duradero, y los consumidores buscan principalmente características puntuales como mejor cámara, mayor capacidad de almacenamiento y batería de larga duración. Carrier remarca que “el precio sigue siendo determinante, y el acceso a financiación marca la diferencia entre renovar o esperar”.
Desde Mendoza, Miriam, de 52 años, aporta su perspectiva: “Lo que miro es la batería. No me importa si la cámara no es la mejor del mercado, necesito que dure todo el día porque trabajo en la calle. El último modelo nunca fue opción para mi bolsillo, pero me asesoro para que mi teléfono tenga lo que realmente necesito”.
El destino de los celulares que se reemplazan también revela hábitos de consumo particulares. Carrier comenta: “Muchos se revenden o se usan como parte de pago, lo que impulsa el mercado del usado reacondicionado. Otros se regalan y otros quedan guardados en un cajón”. Ese “cajón” lleno de dispositivos antiguos se ha convertido en un símbolo cultural. Ana confiesa: “Yo nunca tiré un celular. Los guardo. Es como un álbum de fotos: aunque ya no funcione, me cuesta desprenderme”.
Sin embargo, desde una mirada ambiental, esta práctica tiene consecuencias negativas. Solo una mínima parte de los celulares termina en procesos formales de reciclaje. La mayoría permanece en el mercado informal, se revende en ferias digitales o simplemente se acumula en los hogares, generando un impacto difícil de controlar.
En cuanto a las marcas, en 2024 Motorola lidera el mercado argentino con un 38,5% de participación, según un informe de Xataka Argentina. Samsung mantiene su posición en la gama alta, pero las marcas chinas como Xiaomi, Infinix y Tecno ganan terreno en los segmentos medios y bajos, ofreciendo equipos con buenas cámaras y baterías a precios accesibles.
Ghilardi sostiene que “los consumidores argentinos son muy fieles a las marcas que conocen. La irrupción china viene a ampliar la oferta, pero no a generar una disrupción inmediata. iPhone, Samsung y Motorola seguirán dominando los segmentos más altos”.
Woker Méndez, empresario de importaciones, explica que “la mayoría de los bienes que se importan para consumo masivo o para abastecer a distintas industrias vienen del país asiático”. Para él, la competencia favorece la existencia de precios accesibles, aunque advierte que “si buscas lo más barato, la calidad será proporcional al precio que pagues”.
Méndez también señala que la rapidez con que China produce y lanza nuevos productos influye en el consumo local: “Al producir y lanzar productos nuevos rápidamente y en grandes volúmenes, marcan tendencias y modas que afectan lo que consumimos en Argentina. Esto hace que los ciclos de consumo se acorten, porque aparecen novedades de manera constante y accesible”.
En síntesis, el mercado argentino de celulares se caracteriza por un descenso en el volumen de ventas y un alargamiento de los ciclos de renovación que hoy promedian casi cuatro años, frente a los dos años de hace una década. Sin embargo, el deseo por acceder a los últimos modelos sigue vigente, condicionado siempre por la capacidad económica y la financiación.