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Estevanez, de galán de "Dulce Amor" a dedicarse a la construcción
Sebastián Estevanez, protagonista de éxitos como Dulce Amor y Amor en Custodia, celebra sus 55 años alejado de los reflectores, enfocado en su familia y en una carrera radicalmente distinta: la construcción.
POR REDACCIÓN
El 4 de noviembre de 1970 nació Sebastián Estevanez, el actor que por años arrancó suspiros en la televisión argentina. Sin embargo, la vida que lleva hoy, al cumplir 55 años, es "muy diferente" a la que mostró como protagonista de telenovelas.
En 2021, Estevanez anunció formalmente su retiro de la actuación para dedicarse al sector de la construcción. Aunque aclara que no es arquitecto ni ingeniero, se encarga de gestionar proyectos de obra y reforma de casas en Tigre, donde reside con su familia. Su rol es coordinar a todos los proveedores necesarios: el pintor, el techista, el albañil y el plomero, entre otros.
La decisión de dejar atrás las grabaciones no fue solo profesional, sino personal y profunda. Estevanez explicó que el nivel de intensidad de su carrera, que mantuvo durante años e incluso durante novelas que se extendieron por dos años y medio, le estaba pesando.
El actor relató que debía viajar una hora hasta los estudios y luego pasar entre ocho y diez horas grabando. Aunque hoy sigue trabajando la misma cantidad de horas, el cambio le permite "gestionar su agenda y sus horarios" para estar cerca de su hogar.
Estevanez confiesa que su pasión por la actuación sigue "intacta", y reconoce que el cambio de rumbo fue un duelo, lo que le provoca "un poco de dolor y nostalgia".
Lejos de los sets de televisión, Estevanez encontró la felicidad plena en su vida familiar. Actualmente disfruta cada instante junto a Ivana Saccani y sus cuatro hijos.
Su historia de amor con Ivana, una bella modelo que conoció en un desfile, comenzó cuando él tenía 31 años y ella 18. Luego del flechazo y las citas, se casaron tres años más tarde, en 2004. En aquel momento, Estevanez confesó a PRONTO que nunca pensó que se iba a casar, pero que Ivana, con su gran corazón, lo cautivó. Recordó que, aunque no estuvo nervioso en la iglesia, "cuando la vi entrar por la puerta me morí de amor". Tras la ceremonia, 350 invitados los esperaron para celebrar en el salón Tatersall del Hipódromo de Palermo.