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Crisis en Bolivia se profundiza con protestas y ruptura política tras aumento de combustibles
El aumento del 86% en nafta y 162% en diésel desató protestas lideradas por la Central Obrera Boliviana, mientras el vicepresidente Edmund Lara se distancia del presidente Rodrigo Paz y apoya las movilizaciones.
POR REDACCIÓN
Bolivia atraviesa un momento de fuerte tensión social y política tras el aumento del 86% en el precio de la nafta y del 162% en el diésel, consecuencia de la eliminación de las subvenciones estatales vigentes por más de dos décadas. Esta medida ha desencadenado un cuarto día consecutivo de protestas en distintas ciudades del país, con movilizaciones, bloqueos y paros liderados principalmente por la Central Obrera Boliviana (COB) y sindicatos mineros.
El Decreto Supremo 5503, que eliminó el subsidio a los combustibles, fue impulsado por el Gobierno con el argumento de garantizar el abastecimiento y lograr un ahorro fiscal de aproximadamente 10 millones de dólares diarios. Sin embargo, los sectores sindicales y sociales consideran que el incremento afecta gravemente el poder adquisitivo y la calidad de vida de la población, por lo que exigen la derogación inmediata del decreto.
En respuesta a la crisis, el Ejecutivo incrementó el salario mínimo de 2750 a 3300 bolivianos (de 395 a 474 dólares) y actualizó los bonos sociales, aunque estas medidas no lograron calmar las protestas. La COB anunció un plan de lucha que contempla movilizaciones diarias, paros sectoriales y la posibilidad de intensificar las acciones si no se revierte la medida.
En un giro político inédito, el vicepresidente Edmund Lara apoyó públicamente las manifestaciones y se declaró parte de una “oposición constructiva”, evidenciando una ruptura con el presidente Rodrigo Paz en apenas mes y medio de gobierno. Durante una transmisión en vivo por TikTok, plataforma que utilizó en su campaña, Lara afirmó: “Son momentos duros y Dios sabe por qué pasan las cosas. Y los tiranos al final van a caer y van a caer en el mismo pozo que ellos están generando”.
El vicepresidente criticó con dureza la decisión gubernamental y la definió como una norma que representa “el hambre, el desempleo y la pérdida de esperanza” para gran parte de la sociedad boliviana. Además, subrayó que la administración actual “eligió ponerse del lado de los sectores más concentrados”.
Alentando a los manifestantes, Lara pidió “resistencia y convicción” y aseguró que “se vienen tiempos mejores” para quienes protestan. Reafirmó su compromiso con el pueblo: “Yo estoy acá para defenderlos, para pararme del lado del pueblo”, y remarcó que “los días de los tiranos están contados”, señalando que la actual coyuntura marca un punto de inflexión en la política nacional.
Las protestas se han extendido por ciudades clave como La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, generando un clima de incertidumbre y conflictividad social. Los sectores sindicales mantienen la presión para que el Gobierno reconsidere la eliminación de la subvención, mientras el Ejecutivo sostiene que la medida es necesaria para estabilizar el mercado de combustibles y la economía nacional.