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Huarpe Deportivo

La Fórmula 1 hizo un polémico cambio para el 2026: ¿problema o solución para los nuevos autos?

La Fórmula 1 se encuentra ante un momento crítico que podría redefinir el futuro técnico de la categoría reina del automovilismo.

Por Mauro Cannizzo
24 de abril de 2025

La Fórmula 1 se encuentra ante un momento crítico que podría redefinir el futuro técnico de la categoría reina del automovilismo. A medida que se aproxima la temporada 2026, una propuesta para reducir la potencia eléctrica de los motores híbridos ha encendido las alarmas. La medida implicaría bajar de 350 kW a 200 kW, lo que supone una pérdida de unos 200 caballos de fuerza, comprometiendo seriamente la promesa inicial de dividir equitativamente la potencia entre los motores de combustión y los sistemas eléctricos.

Esta eventual modificación no sólo alteraría el rendimiento general de los monoplazas de la Fórmula 1, sino que también socavaría los principios que dieron origen al reglamento de 2026, enfocados en la sostenibilidad y la innovación. De hecho, simulaciones preliminares sugieren que los nuevos autos podrían ser más lentos en curva que los actuales vehículos de Fórmula 2, un escenario que genera preocupación en los equipos y los aficionados por igual.

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Los detalles del cambio en la Fórmula 1 

La raíz del problema parece estar en la dificultad para asegurar un flujo energético constante que permita operar los sistemas eléctricos al máximo durante toda una carrera. Esta limitación técnica, identificada desde las primeras fases del diseño reglamentario, ha llevado a los responsables de la categoría a reconsiderar aspectos clave del proyecto. De implementarse el cambio, muchos de los compromisos asumidos por los fabricantes en cuanto al diseño de chasis, neumáticos y aerodinámica quedarían desactualizados.

La propuesta también deja al descubierto tensiones internas entre los objetivos de sostenibilidad y la necesidad de mantener el espectáculo deportivo. Las alteraciones en el tamaño y peso de los autos, así como en las dimensiones de los neumáticos, fueron adoptadas en nombre del equilibrio técnico. Sin embargo, si los motores eléctricos no pueden funcionar a plena capacidad, todas estas decisiones podrían perder su razón de ser, afectando el desarrollo futuro de la categoría.

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Con los fabricantes presionando por soluciones viables y la FIA tratando de encontrar un terreno común, la Fórmula 1 se enfrenta a un dilema de alto voltaje. El debate sobre la potencia eléctrica no es sólo técnico: es una muestra de las complejidades inherentes a diseñar el futuro del deporte. Las decisiones que se tomen ahora serán determinantes para saber si la F1 logra mantenerse como referente de innovación o si deberá replantear sus ambiciones.

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